PRIMEROS ATISBOS DE LA FUNDACIÓN DE LA SEZTA
(Sansalva, verano 1999)

           Henos aquí a tal día como hoy, a punto de decir que ya estamos instalados del todo. Esto significa, como sabrá el avezado viajero o en cualquier caso el inteligente lector, que ya nos han traido la mudanza, lo cual que tenemos la casa con más cartones que muebles, como si fuera hogar de vagabundo urbano o carrilero. También quiere decir esto que me han jurado varias veces por lo más santo que mañanita, prontito, auramismito, enseguidita o lueguito, (adverbios temporales de cuantificación difícil pero indudablemente superior a una semana) tendré el seguro del coche, el coche propiamente dicho, los carnets de identificación, (aquí llaman a ésto "carnetizarte", horrorosa expresión que suena a hazaña de Antón Pirulero) la nueva matrícula y no se cuantos etcéteras más. Otras cosas quiere decir además la expresión “casi instalado del todo”, pero no os cansaré con lamentos de emigrante. Baste saber que es una de esas situaciones que pueden llevar a un hombre equilibrado al alcohol o a la droga dura, y que cualquier juez que se precie lo admitiría como eximente por asesinato de funcionario o profesional extranjero.
            El lenguaje local es una delicia para el amante del español. Y además lo pronuncian lento y cadencioso, susurrante y rítmico, insinuante, meloso, dulce y para de adjetivar, maño mío, que se te va la libido. Hace poco, la mucama Norma, indita encantadora en todos los sentidos, me dijo con uno de esos tonos un ¡Ay, señor, yo le rogaría que no me llamara más de usted, llámeme de vos! que  me entró como una terneza de ver tan bien usado nuestro idioma y tan bien educada a nuestra cocinera.
           Otra cosa fue cuando en un restaurante me dijo el camata (mesero) que de postre “yo le ofrecería tres leches al señor” Yo mascullé que al Señor, mejor ofrecerle tres velas y a mí algo más inteligible, no fuera que le ofreciera yo tres hóstigas (del verbo hostigar y del latín ostis ostis (ojo que viene)) Al final resultó ser un postre tipico Centroamericano y a pesar de ello no relacionado con ninguna clase de violencia.
           Item más resultan curiosas algunas expresiones que usan mucho y que vienen a ser consuelos verbales para situaciones límite: verbiconsoladores les deberían llamar los gramáticos. Ya se ha visto un ejemplo o verbigracia con los adverbios temporales arriba reseñados, que al final ayudan a sobrellevar una espera inevitable sin enfadarse, decir cojona o golpear la mesa, cosas las tres que de un vez en cuando te pide el cuerpo hispano.
           Una de ellas es el “fíjese”, que dicen donde y cuando un español diría “date por jodido”. Si pides algo en una tienda y no lo tienen, o si vas a recoger un papel que por sus muertos te juraron estaría a las doce, y te reciben con un ¡Ay pues fíjese que no lo tengo, o fíjese que no llegó, o fíjese que no lo sé!, la traducción práctica es la expresada de date por jodido, pero hay que reconocer que queda más elegante.
           Algo hay además en este país que te vigoriza en más de un sentido. Se encuentra uno bien dormido, bien descansado y dispuesto a todo a cualquier hora, y al decir todo quiero decir todo: ¡Una nueva primavera, la sangre qu´hirve, la hormonación desenfrenada, la rebandión! Aquí se vive de sol a sol, amaneciendo a las seis y media a.m. y bostezando a las nueve y media p.m, y acaso sea eso, acaso el sol, acaso el trópico, acaso vivir en las laderas de un volcán, pero en cualquier acaso, el acaso es que está uno como una fiera, mejorando lo presente. ¡Y yo que siempre decía en mis tiempos contestatarios y guerrilleros que cuando uno hace horario de gallina acaba picando en mierda...!.
     Venid aquí conmigo, varones cansados, venid los que amaneceis esriñonaus mayormente y ya no recuperais, venid los agotados, venid los estresados, los apretados de esfinter, los estreñidos y los impudientes. Venid los infarteros, los simplemente fartos y los hastalosgüevados, los nopuedomás y los marchaacascala seas quien fueres. Venid y reposareis, os remozareis, rejuveneceréis, empalmareis y daréis de cuerpo con vigor renovado y volveréis a vuestros quehaceres cotidianos como nuevos. Seréis adepto/novicios de la nueva filosofía-religión-secta Salvatrucha que estoy a punto de fundar. A caballo del milenio será su nacimiento y en el arranque del  milenio será su esplendor.
     Según Schawengebrönte, conocido traductor y compilador de Nostradamus, en uno de los llamados “escritos perdidos de paternidad dudosa” que aparecieron en la piscina de Siloé, dice el profeta:
            Trucha tengo pa comer. A dos mil pelas me sale
            Del Centro vendrá la luz que salvará  lo que salve
            Y Pedro será otra vez  el pescador que lo avale
            Quien Salvador lo educó (?) *, en El Salvador se instale.
    Y queda bien claro lo que quiere decir:
        En los albores del segundo milenio, un nuevo profeta que cobra poco (lo de 2.000 Pts, es claramente una confusión de Nostradamus producida por la difícil conjunción entre el Dow Jones y el Gregoriano; al cambio actual recordamos que la aportación mínima es de 100 Pelotes) y que será pescador, o se llamará Pedro y será de Zaragoza nacido en Virgo y educado (?)** en El Salvador y posteriormente afincado en el mismo sitio, que deberá andar por Centroamérica, fundará una filosofía de la que saldrá gran consuelo y acomodo para todo el que visite a dicho profeta. Y el vino, quien sea que lo visite, lo tiene pagado.
    PS:( * y **) Nunca se ha llegado a saber qué quiere decir el signo (?) incrustado en el texto, pero en todo caso queda claro que no es culpa de su madre, que es una santa e hizo todo lo que pudo.
    Yo me pido Papitiso de la sezta, que para eso la fundo, y según os apunteis (CC.Banco A Cascala nº 123 1234 123 123, cotización mínima 100 Pelotes) os iré dando cargos; de momento date por monaguillo y preta el culo que viene el sacristán. Mi señora se pide Papitisa, de modo que si alguna aspiraba, fíjese que ya está dado. Será disciplina orientalizante, que son los que mejor se lo pasan en misa, y mayormente epicúrea, que son los que mejor se lo pasan fuera de misa. Se comerá de todo, a fuerza pan, y se beberá más vino (tinto, Somontano, Campo Borja o Cariñena - Paniza) que otra cosa. Me dice la Papitisa que también sidra, pero de escanciar. Pues eso. En el resto no he pensado mucho, pero se inspirará en lo que a partir de ahora llamaremos las tres columnas:
       a)    La fórmula de Pedrotustra el Gomezastro, a saber, que lo mejor de la vida ocurre, o se inspira, en el corrico de las ingles.
        b)    La fórmula milenarista “a follar, a follar que el mundo se va a acabar” de la que suprimiremos las resonancias o insinuaciones trágicas y apocalípticas, cambiando la última rima (se admiten sugerencias)
         c)     El Calendario Zaragozano. (No se por qué pero me apetece, que para eso soy  el Papitiso)
     Pues eso, querido lector, lee, difunde y paga, que para eso me hago de sezta, y por cierto, que normalmente y al personal no iniciado como Salvatrucho hay que decirle que esto es una ONG, mayormente por aquello de las subvenciones y por el buen nombre y salir en el Hola mejor que en el Caso.
     Item más, nadie piense que esta filosofía tiene ribetes machistas, las señoras están también invitadísimas y recomendadísimas, de hecho ya hay una papitisa y habra obispisas, (pagando lo que sea, nos ha fotut mai) y cardenalisas y diaconisas. Lo que pasa que yo, en mis experiencias personales, trabajo poco la cosa del ovario, y no se lo que ellas sienten en estas tierras, aunque debe ser por el estilo. Mi señora, cuando le pregunto, me manda a escaparrar, y a las de los demás no me atrevo.
     Quede dicho, pues, que todos estais invitados a venir a San Salvador y a iniciaros en los ritos salvatruchos que pronto causarán furor en el mundo entero.
     Por lo demás, mi instalación en el país tiene poca historia: mucha paciencia, mucho trabajo y consuelo de una población y una naturaleza que merecerían ser ricos y poderosos de buen tan paisaje/paisanaje que son.
     Valga como testimonio la anécdota que sigue, ice y se pone:
    Antier que dicen aquí me juraron en la agencia de mudanzas (MUDISA a su servicio, le habla la licenciada Alma Inmaculada Lovo de Clarión) que si acudía peatón a las 10.00 a San Bartolo, (irrespetuoso, sí, pero fonético) lugar donde San Salvador tiene sus aduanas, saldría en menos de una hora caballero de mi Seat Panda rojito que hasta aquí me he traido. Llegado que fuí, me dijeron que fíjese, que el camión que traía el container era muy grande, y que el container propiamente dicho venía en el centro de una plataforma enorme, y que a ver como hacían para sacar el carro, y que los paquetes de la mudanza andaban detrás del carro, fíjese. Y allí que hicieron un auténtico puente por encima del remolque con cuatro tablas, y yo dudando entre felicitarme por la herencia improvisadora de nuestra raza o acongojarme por la incierta suerte que le esperaba a mi rojito en el desembarco.
     Mucho después, sacado el carrito, que lindo se vé patrón, duras horas de aduana, funcionarios que piden mordidas, calor impresionante y vueltas por el recinto de la Aduana de San Bartolo, tan acogedora como cualesquiera otra del mundo mundial. A las doce, fíjese, que cerramos para comer, y que si viene hacia la una y media, acaso hacia las tres pueda sacar su carrito.
     Con muy mal humor, siguiendo unas vagas instrucciones, me fuí a comer a un sitio que me recomendaron, hotel en un desvío a la derecha, siguiendo la carretera, señas inciertas cuando la carretera es una cinta menos negra que la mugre de la cuneta que la limita. Llegué sediento y cansado (mi mano te abre al entrar) llegué trocado y herido (en mí descanso hallarás) y el sueño con que al partir soñé, se había desvanecido, pero recién llegado al hotel, y previamente provisto de una cerveza helada que arrebaté al primer camata que se puso a tiro, me asomé a la terraza, y allí, debajo, estaba el lago de Ilopango, precioso y enorme cráter de volcán rodeado de colinas cubiertas de vegetación, en un día nublado de tormenta, con el agua rizada por el viento lo que daba distintos tonos de azul, y un indito que parecía puesto por el Ministerio de Turismo caminando por la selva vestido de blanco y con un fardo blanco encima de la cabeza. Pues allí que se me pasó el enfado, y me tomé dos cervezas más, y una ensalada de elotes, y una carnaza para la fiera de 10 onzas y un roncito en las rocas y volví a San Bartolo como un San Luis, que a poco y les doy las gracias por la espera.
    Y todo esto, y cosas más todas buenas, y amistad y cariño y España y vida regalada y todo lo que puedas pensar te aguarda en San Salvador si vienes a verme. Y saldrás novicio de la Salvatrucha (no olvide depositar su óbolo)
     Un fuerte abrazo, pásalo bien y recuerda que aquí, donde parece tan lejos pero en el fondo es un pasito, especialmente mental, tienes tu casa.
          Espero que hasta pronto,
                    Don Pedrito